lunes, 26 de agosto de 2013

Trasgus, dinosaurios y calamares gigantes

El travieso trasgu
Erase una vez un niño llamado Xinxinos que se portaba siempre muy mal. Un día, cortando leña, le preguntó a su madre dónde debía dejar el pesado haz de madera que llevaba en la espalda y la mujer, harta del mal comportamiento de su hijo, le respondió que lo pusiera en los cuernos de la luna.

Desde entonces, Xinxinos vaga por los bellos bosques asturianos sin descanso y en las noches de luna llena se aparece a los mortales cargado con la pila de leña dándoles un susto de muerte. Un castigo excesivo por ser travieso, francamente.

Una ninfa moderna
Xinxinos es sólo uno de los muchos seres mágicos que integran la rica mitología asturiana, heredada de las religiones paganas que un día poblaron la cornisa cantábrica y que demuestran el amor incondicional de los astures por el mar y la montaña.

Por sus milenarias tierras han pasado desde dinosaurios hasta personajes mitológicos de nombres tan increíbles como el trasgu (un gnomo), el busgosu (un fauno) el cuélebre (la serpiente), el nuberu (el conductor de nubes), las xanes (las ninfas) o las serenes (las sirenas), así que no es nada extraño que ni se inmuten cuando aparece entre las redes de alguna barca un calamar gigante de más de 50 kilos de peso. En Asturias todo es posible.

De entre todos los personajes fantásticos asturianos yo me quedo con los mouros y con los espumeros por lo de mar y montaña. Los primeros son una peculiar raza de enanos que vive bajo tierra trabajando la metalurgia y jugando a los bolos. Son los constructores de los dólmenes y los castros, y sólo salen a la superficie por la noche o en la fiesta de San Juan.

Los segundos son duendes del mar vestidos de algas y caracolas. Los espumeros morenos guían con sus ojos brillantes a los pescadores en días de niebla para que lleguen sanos al puerto. Los rubios son los que visitan a las familias para llevar noticias de los marineros.

Espectacular imagen de Ribadesella

Para conocer más sobre estos sorprendentes personajes de una forma original lo mejor es recorrer el Paseo de la Grúa de Ribadesella. Situado al final del casco viejo de la ciudad siguiendo la desembocadura del río Sella y justo enfrente de la bonita playa de Santa Marina, el paseo repasa la mitología asturiana a través de unos curiosos mosaicos con dibujos de Mingote.

Yo lo recorrí una lluviosa tarde de verano después de comerme un pescadito frito en la calle Comercio y llegar hasta la ermita de la punta fue toda una odisea, pero valió la pena porque las vistas del Cantábrico son sobrecogedoras.

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