lunes, 21 de octubre de 2013

Tres ballenas jorobadas y dos azules

La única foto que tengo de la ballena azul (donación)


Si has viajado a Islandia y no has visto una ballena eres un pringado. El avistamiento de cetáceos es una de las atracciones más populares en verano y desde el puerto de Húsavik salen cada día barcas atestadas de turistas cargados de cámaras para captar el momento en que la ballena hace una pirueta en el aire y golpea la barca con la cola y tira por la borda unos cuantos humanos molestos.

El tema de las ballenas nos ocupó la cena de la noche anterior en el hotel Gigur a base de ensalada, salmón, pastel y un delicioso pan que bañé en abundante aceite de oliva virgen andaluzEl hotel estaba en el idílico paraje de las moscas y el comedor era un gran salón redondo iluminado por la hermosa luz del atardecer islandés.


Paseando entre ciénagas pestilentes/Cristina Palomar

 Estábamos reventados después de la caminata del día anterior por un parque lleno de calderas humeantes que parecía Marte y con la pituitaria atrofiada por el espantoso olor a azufre y huevos podridos. Pero daba lo mismo porque íbamos a ver ballenas.

A las diez de la mañana ya estábamos en el puerto de Húsavik listos para embarcar. Nos hizo un día radiante y vestidos con impermeable naranja, gorro y guantes a juego nos aventuramos a mar abierto. A la quinta vez de dar vueltas y vueltas con la barca y no ver ni un triste pececillo, uno va perdiendo el interés.

Las ballenas son muy suyas y no les gusta que las molesten cuando están de vacaciones. Justo estaba yo pensando ésto cuando ante mí apareció una hermosa ballena azul. Primero un pequeño chorro de agua, después un gigantesco lomo y luego una gran cola. Todo en menos de un minuto y sin la cámara a mano, naturalmente.

Luego fue una locura de ballenas por todas partes. El capitán del barco estaba más contento que la tripulación y no hacía más que gritar ballena a las diez, ballena a las doce, ballena a las tres...y todos como idiotas corriendo de un lado a otro de la barca, riendo como niños y chocando entre nosotros. Vi tres ballenas jorobadas y dos azules. Y no hice ni una sola foto. Bastante tenía con intentar no perder el equilibrio.

Islandia: las razones de mi viaje a la isla misteriosa.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario